diumenge, 3 de gener del 2010

Nada nuevo bajo el sol. Decidir sin alzar la voz.

Hace unos meses ante el marasmo comunicativo de la gripe A. El gobierno se sumó a golpe de talonario a uno de esos ejemplos de despotismo ilustrado al que nos tienen acostumbrado.

Una suma de varios millones para comprar una vacunas que tendríamos que demandar ante la alarma desatada. Pero ya se sabe que una cosa es ir corriendo al Carrefour a comprarte el TDT por que si no te quedas sin tele, y otra muy diferente ir corriendo al médico a que te meta una aguja (y este año además tenían que ser 2 o 3), cuando además ellos mismos pasaban de ponérsela.

De virus mortal pasó a ser peligroso, de ahí a peligrosillo y de ahí pasó a ser que mejor pillamos la gripe A que la otra, que hasta se pasa mejor por que te duele menos la cabeza que con la de cada año.

Pero entre toda la movida se consiguió una serie de cambios a nivel internacional que dan un poco de miedo. La OMS cambió el significado a una palabra (que por cierto si ese cambio tiene aplicación retroactiva los historiadores tienen mucho curro por delante ante esta corriente revisionista de la peste negra, u otras pandemias). Se consiguió que las farmaceuticas quedaran exemptas de efectos secundarios de sus vacunas (la normativa europea quiere prohibirnos cosas como el huevo y la leche frescas y substituirlos por derivados pasteurizados pero en farmacopea todo vale, y sin responsabilidad). Se elaboró un plan logístico de distribución relámpago de antídotos (para la población blanca). Y se hicieron campañas de sensibilización de esas que tanto gusta a los que fabrican cosas de usar y tirar (pañuelos, mascarillas, vasos, ... todo puede estar infectado!!).

Pero, aún y así los datos hablan por si solos. España ha rechazado 24 millones de vacunas sobre el pedido original de 37 por que nadie se las pone, una millonada que supongo, nos habremos ahorrado en todo ello, y que esperemos sirva para alguna otra causa necesaria. Y así resulta que al final sí que tenemos poder para decidir; esta vez el silencio, como muchas otras, ha sido un grito mucho más alto que cualquier: No pasarán.

Y es que supongo que si los sistemas logísticos hubiesen actuado más rápido, seguramente hubiese picado más gente incauta que se hubiese inocuado la vacuna; su sistema se perfecciona, pero es que como dice un provervio chino

se puede engañar mucha gente un tiempo
se puede engañar mucho tiempo a poca gente
pero no se puede engañar a todo el mundo por siempre.


y por tanto tardaron demasiado, las voces críticas tuvieron tiempo de reaccionar, entre ellas Teresa Forcades, quien su trabajo la lleva a haber entrado en las filas del Polonia TVC. Que aunque le reste potencia de discurso y credibilidad, su figura humorística la eleva a palmarés de la agenda política. Seguramente una mujer que ha pasado mucho tiempo entre la high class del palmarés médico y ha reaccionado escandalizada ante los argumentos neomalthusianos y filoracistas de esta comunidad tan selecta.