dimecres, 12 de juny del 2013

Cultura cívica

Aunque no pretenda llegar al significado de la cultura cívica a partir de la oferta cultural que ofrecen los centros cívicos. Obviamente el hecho genera que el concepto cívico se vea modificado por ello.

Lo que deriva que la cultura que aporta el ayuntamiento, (el ens público) a la ciudadanía; el conjunto de saberes que se desgranan de la norma, sean unos bastante concretos. Debido en gran medida también al hecho de que no hay mucha más oferta pública cultural que se preocupe por acercarse a la ciudadanía, exceptuando conciertos y otras actvidades más lúdicas.

Los centros cívicos gestionados por empresas privadas, se vuelven de facto, un mecanismo regulado por la oferta y la demanda de cursos. Sin preocuparse pués de cual es la oferta o de que modelo genera esa oferta, o a que modelo de oferta nos gustaría llegar. Los centros cívicos simplemente son el intermediario entre ofertantes y demandantes.

Tal y como suecede con la mayor parte de las cosas, la oferta y la demanda no existen por si mismas, si no que se circumscriven a un contexto determinado. Un contexto en el que el capitalismo prueba de socavar la confianza en las estructuras actuales del estado. Y el estado, en manos de grandes empresarios, es inútil como generador de otra manera de entender la cultura.

Es decir, talleres de ___terapia; algunas de ellas magufos, y otras directamente plataformas de pseudomedicinas que necesitan abrir mercado. Con esto no quiero decir que no sean útiles, lo que una cosa es aprovechar los beneficios que tiene para la salut la sociabilización a través de catalizadores como la risa o los olores, y otro es enfrentarlos veladamente en competencia a la sanidad pública.

Grandes dosis de multiculturalismo o como diría Manu Chao "mes-ti-za-je" en el que los elementos simbólicos de las élites económicas de diferentes paises son puestas para deleite de todos los públicos. De hecho hay otro paralelismo interesante ya que las actividades culturales lúdicas son extraidas de los comportamientos de la élite y en cambio las tostón tipo documentales o exposiciones, nos hablan de las clases populares.

Aspectos de la cultura más farragosos, o polémicos no entran en ellos. Bien porque sucumban al primer envite de la ley del capitalismo (aunque sea interesante no hay demanda y obviamente el centro cívico, no promociona  aquello que se considera importante, si no gestiona. Por tanto promociona aquello que da mayor rendimiento económico) o bien porque directamente la censura no permita tales devaneos.

Es curioso como el 15m, algo que ha generado cientos de materiales culturales en estos 2 años, no haya tenido casi proyección, por poner un tema muy sencillo de obtener material. O temas sacados de las ciencias, o de campos más intelectuales, tampoco encuentren su lugar en estos.

Si la gente demandara mierda, Leo Bassi tendría la agenda llena. Este modelo de gestión no se preocupa de la demanda, por tanto promociona al otro Leo (ese que hace fiestas en solidaridad con aquellos a los que luego roba, indirectamente, pero roba). Extraño es que aún no hayan puesto un plasma para ver los partidos de fútbol en los centros cívicos. Seguramente será porque últimamente es el único motivo que llena los bares.