El movimiento de la medusa,
es la metáfora de un centro que se propulsa a través de las patas, que a
su vez propulsan un centro. Pero como podemos llegar a ese estadio de
armonía en la organización?
Antecedentes -
El
15M no ha nacido aislado del contexto. El intento por generar un
"centro" símbolico, una plaza desde la que dirigir el espacio mediático y
que sirva como aglutinador para crear la condición de enfrentamiento a
una élite, ya se dió en el proceso de la assemblea de Barcelona (web ya
inexistente) unos meses antes que consiguió cambiar el pacífico
escenario de una huelga general convocada para no servir de nada. Pero
se ahogó en una estéril batalla burocrática.
Otros
antecedentes como V de Vivienda cambiaron el centro simbólico de plaza
Universidad a plaza Catalunya. Ese cambio tiene aparejado una carga que
lo ha vuelto más popular. En primer lugar la pl. Universidad
cargada de su simbolismo antifranquista, de lucha por la democracia,
però también de lucha de una clase bastante concreta (la misma que acabó
en el poder) y de una identificación con los estudiantes que hoy en día
se ve aquejada por una prensa y una opinión pública(da) como de pijos.
Así pués ambos indicativos no dejaban crecer en popularidad la antigua
plaza. En segundo lugar la actual plaza Catalunya es dicho a lo
bruto, la plaza del pueblo, todos los pueblos tienen una plaza, pero no
todos los pueblos tienen una universidad. Así se ha dejado de ser el
ombligo de la política contestataria para ser uno más.
Puesta en escena -
Antes
de que el acto se estrene, se tiene que crear espectación, la recién
cultura contestataria 2.0 y el boom conseguido a través de las redes con
una ley Sinde que agrada a pocos, ayudaron a crear la experiencia de la
convocatoria vía redes sociales. No es que antes no existiera, pero
devenía marginal. La magnitud alcanzada esta vez, y una victoría
conseguida con un esfuerzo activista y una apropiación popular del
mismo, envalentonaron una cultura del todo es posible, y está a sólo un
click.
Una vez el merchandising fué lanzado y la
identificación se hizo generalizada, la chispa de sol captó el calor de
todos los focos, y el respetable se emocionó ante el arte del lugar. La
visión estética de un conflicto que venía pidiéndose desde hacía tiempo
incluso desde los propios medios convencionales a través de comparar la
cultura del botellón, con la cultura cívica resposable de Libia, Líbano,
Francia o incluso Grecia. La frustración perdió sus ataduras, el miedo
dió paso a la organización y la inactividad desvordó las plazas hasta
que se volvieron inanalizables como unidad.
Los actores y las actrices -
El reparto de la escena se crea a parir de directores de escena
que no ha repartido papeles, pero en cambio las personas lo hacen de
forma orgánica. Años de experiencia se juntan con un desconocimiento
total de cualquier forma de organización, se entremezclan en un
aprendizaje que supera la velocidad de transmisión de la mejor fibra
óptica, la vivencia. Y allí todos los debates, sus quistes, manías y
vicios adquiridos en 20 años de trayectoria de movimientos sociales
llegan a todas las personas y en un esfuerzo de organización unas se
dejan la voz y otros aprenden sin casi siquiera saber que lo están
haciendo.
Es el momento en el que cadacúal pone en práctica lo que cree que
tiene que hacer, la variedad de papeles es casi mimética con la que se
da en un centro social okupado. Las laboriosas limpiadoras, la cocina
animada, los stars system con su manicura y su blackbery último modelo,
los arreglatodo con cara de matones, la eterna de la guitarra en una
mano y el trapecio en la otra, y los que se plantan allá en medio a
buscar su viaje interior.
El nudo argumental -
Como toda obra clásica, ésta también tiene un nudo. Un conflicto
que viene velado por las partes que desconocen los figurantes sobre el
papel de las demás en este acto. Ver el mapa entero es muy complicado y
más si la información que hay encima del escenario es un baile de
máscaras. Los diversos grupos de presión entre bastidores imponen una
rectitud casi protestante a sus homólogos que salen a la plaza, en vez
de a compartir sus grandes logros abiertamente (que son muchos y muy
enriquecedores), a reclamar la dirección de lo supuestamente neutro
(obviando voluntariamente que ellos, igual que muchos otros, empujan
voluntariamente desde fuera), aquello que según parezca o se haga creer
tiene la legitimación de la "indignación popular".
El nudo está servido, y en la misma habitación entran a destiempo
aquellos que a hurtadillas se dicen cosas en escena o fuera de ella. La
escena principal, abarrotada de miradas, se sucede mientras las
relaciones personales o grupales tejen la dirección y crean el concepto
lo neutro. Así, esa supuesta neutralidad es puesta como forma de
inocencia en el centro. Las voces más descarnadas no prueban de
cambiarle los atributos a esta neutralidad, si no que se empeñan en
demostrar que no está allí, intentando romper la ficción que mantiene la
coherencia en la escena.
Desenlace -
El intento por conseguir un buen final a esta historia es
encomiable, nadie quiere bajar el telón y todo el mundo aguanta una
frase más. Poco a poco grandes historias épicas marcan los diferentes
desenlaces que se suceden, pero sigue sin haber un final. Algunas
personas necesitan un patos, una victoria o una derrota que enarbole una
bandera para seguir en el futuro. La retirada discreta no permite
mantener la tensión hasta una nueva puesta en escena. Pero finalmente
ésta se impone y el éxodo no implica la vergüenza, ni el ostracismo que
se impone des de la visión heróica. El éxodo se acompaña como Moises de
sus tablas (cada cúal las suyas) de la oportunidad de expandir el corpus
que se crea en un único fuerte. La plaza ya no es plaza, en el momento
en el que ser plaza es ser todo el mundo, la plaza sólo puede ser el
mundo.
El mundo pués es el desenlace de esta historia. Un desenlace que
parece que viene más marcado por la propia inercia de los sistemas
biológicos que no por la voluntad de nadie. Se acaba en los tentáculos
de la medusa que tendrán su desenlace en su centro de nuevo.
Propulsando desde los tentáculos -
Una medusa implosiona la fuerza hacia sus tentáculos para que
cada uno de estos retransmita esta fuerza hacia el interior. Cada uno de
ellos por separado, incluso si algunos se rompieran o se quedaran sin
fuerzas harían que la medusa siguiera su camino. Las diferentes patas de
la medusa no interaccionan entre ellas, son una trasmisión
unidireccional perfecta.
Pero esa no es nuestra metáfora.
Aunque es un bonito dibujo y una fuerte fuente de inspiración, o un
camino estético en el que sublimarnos, los tentáculos de nuestra medusa
se enredan entre ellos constantemente. Pero siguen siendo la ficción que
une todo este juego. La falsa realidad de que existe un movimiento de
explosión y uno de implosión que provocamos nosotros (cuando en realidad
es más fruto de una estrucutura de relaciones culturales). Y la que
huye de unas conspiraciones que están creando una red en la que
atraparnos (cuando es en realidad la conspiración de los tentáculos
conspiránoicos la que hace que la medusa tenga alguna dirección y no un
movimiento dispar). Nos hace vivir en una imagen que no creamos.
Si algo me gusta de las imágenes es que ni son reales, ni
deseables en realidad, pero al menos tenemos algo que nos mantiene
juntos.
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