divendres, 1 de maig del 2009

Homenaje al trabajo

El trabajo es un valor que ha ido a la baja en los últimos años. Los movimientos sociales han redactado un discurso que va a la par y de la mano de a lo que la mayor parte de la población aspira. Aunque lo aspire para sí y dentro de unos caminos concretos que sólo son posibles en una de cada cientos de miles de personas, por tanto irrealizables, un imaginario de ilusión cual advenentismo clásico o troskismo dicho de forma más contemporánea. O si no, realizables por aquellas personas que pasen por alto las reglas del juego, y luego borren las huellas. Ese discurso que se a permeabilizado de entre los más simples y naif y las pretensiones más cómodas: trabajar en lo que a uno gusta, o simplemente no trabajar.

Nota: entre los oficios que a la gente gusta no se encuentran los siguientes. Agricultor, barrendero, minero, transportista, recolector, trabajador en una cadena de montaje, ... vamos ninguno de los relacionados con el sector primario ni secundario, todo y que a nivel mundial el 90% de las personas trabajan en ello o si no los occidentales simplemente nos extinguiríamos. Recordemos el slogan de Barcelona de gente guay que hace cosas guay.

Como la moda se supone del hecho de imitar a los ricos en su vestimenta, la concepción del trabajo se basa en imitar a esos mismos personajillos. Aunque supongo que nuestros vecinos del blog de Repronto diferirán y colocarían como motor de cambio el no parecerse en nada al pringado que curra tantas horas como su reloj, ya que los yonkis mediáticos tampoco curran (supongo que los primeros definirán los fines a los que no parecerse y los segundos los medios) y razón no les faltará.

Así convivimos entre 2 discursos opuestos violentamente pero aceptados de forma simultánea. Quien es pobre y decide no trabajar es un vago, y quien es rico y decide no trabajar, sumamente inteligente. Odiamos al pobre que no trabaja pero defendemos al rico que tampoco lo hace. Así nos odiamos a nosotros mismos por no ser lo que queremos ser. Y acabamos odiando al trabajo, aunque odiemos a quien tenga el morro de no trabajar.

Si uno de los puntales anticapitalistas fue la clase obrera, y por tanto el trabajo. Está claro de donde viene el discurso. Si se suprime el trabajo como un lugar de reunión y de convivencia y se convierte en un nido de frustraciones los trabajadores no se articularán ni crearán herramientas de lucha colectiva hasta que asuman el primer paso, que tal como está la cosa es que són unos pringaos, y que sus compañeros de trabajo también son unos pringaos aunque digan codearse con tal o cual primo lejano que amasa fortunas con el timo de la estampita que corone cada temporada (el más reciente la compra-venta de pisos). Y cuando vislumbren las correas que les atan, quizás sean capaces de darle una coz a quien les sostiene la zanahoria, lo cual no podrán hacer mientras no cooperen y trabajen unidos ya que nadie se puede ver la nuca (saw II). Pero como ya dijimos lo más difícil es aceptar que se es un burro persiguiendo una zanahoria que no alcanzamos, y que tomar conciencia de ello no es algo individual si no colectivo. No hay burro, más burro que el que no es capaz de ver más allá de si mismo.

Supongo que aquí encontraremos una razón por la cúal nadie canta La Internacional, ("No más deberes sin derechos, ningún derecho sin deber") mucho más que por que sea un himno del comunismo estalinista, ya que una de las primeras cosas que hizo Stalin fué la de canviar el himno obrero de la URSS por otro que encumbrase su figura al más puro estilo de los "padrecitos", Zares de Rusia.

Es así como nos volvemos uraños y desconfiados albergando en nuestro interior la verdad que nadie más conoce y la guardamos celosamente esperando el momento en el que alguien baje la guardia para apropiarnos de su zanahoria. Y es que si llegas a la época de las ERE's y has masacrado a tus compañeros en el juego del miedo, por miedo a quedar rezagado no tendrás suficiente sangre en las venas para juntos llegar a abrir la puerta que os deje salir de la trampa (saw V). Y ese es el miedo del que para mi nos habla Miscelania Superior en su recientemente estrenado corto: Miedo.

Así concluyo con una dignificación del trabajo como forma de dar a los seres queridos y a mis iguales aquello que poseo, que es a mi mismo (un niño pequeño ofrece sus eces a su madre, ya que no tiene nada más con que agradecerle, pues sí el trabajo es una mierda, pero soy pobre y no tengo nada más). Y como las relaciones mundiales son muy complejas y por mucho que este blog pueda ser accesible a todo el mundo, la realidad es que no lo es (y tampoco creo que pueda hacer mucho por nadie). Por tanto mi trabajo es mi forma de devolver un poco de ese mucho que me dan el resto que como yo están persiguiendo una zanahoria a la que no llegan, y aunque sepa que el mismo que sostiene el palo es el que intermedia mi gesto de compañerismo conviertiéndolo en un valor del que aprovecharse en beneficio propio, prefiero la experiencia colectiva de ser un burro más a la perfecta sublimación de un super yo ficticio.

Así pués VIVA LA HUELGA, y VIVA EL TRABAJO.

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Y por si no quedaba claro, aquí os dejo el vídeo de la temporada de APM

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Perdona, pero para mi luchar contra el trabajo está intrínseca en mi lucha contra el capital... Odio enriquecer, con el trbajo, a los grandes empresarios y mantener esta mierda en la que vivimos, sin más.
Hablo del trabajo asalariado, que no deja de ser trabajo forzado, para no caer en la miseria, porque poca gente (por no decir nadie) ejerce su trabajo de forma voluntaria, creativa...

Unknown ha dit...

En términos absolutos, pues sí claro. Pero lo que a uno le reconcome es que, entonces, de mientras, que trabajen los negros no?

Yo sólo soy un negro más. Y es en eso que me identifico como marxista, mi experiencia colectiva es aquella en la que quiero incidir. No vale querer incidir sobre una realidad que uno se mira desde el sofá o desde internet o desde dónde sea, pero ese lugar en el limbo donde si uno la caga no tiene responsabilidad alguna.

Si trabajo codo a codo con mis compañeros ellos me enseñan, y en la humildad de ser como ellos, avanzamos todos juntos.